«Lo que se hereda no se roba»
Protegido por este dicho popular, el fotógrafo argentino Fredy Heer continúa con empeño la saga del esfuerzo creador heredado de sus antepasados inmigrantes europeos, quienes hacia 1856 y con enorme esfuerzo, fundaron la mítica colonia santafesina de Esperanza, volcada a la explotación rural en la llamada "Pampa gringa".
Además, la virtud teológica de la esperanza guía siempre a nuestro talentoso fotógrafo, cuya cámara estuvo influenciada desde el principio por la figura de su padre, laboratorista y colaborador durante años del mítico artista Fernando Paillet (1880 - Esperanza - 1967), cuya obra creció dispuesta a capturar en imágenes sobre blanco y negro el alma profunda de los esperancinos.
El romance de Fredy con la cámara oscura se inicia hacia el año 1968 cuando desembarca en el exigente mundo del fotoperiodismo local, cubriendo noticias al instante para medios de comunicación como Prensa Gráfica y el Nuevo Diario. En busca de mayores desafíos y siguiendo con instinto el conocido refrán que advierte que «Dios está en todas partes... pero atiende en Buenos Aires» arribó a la populosa urbe y pronto se relacionó con el exclusivo mundo de las galerías de arte, documentando obras pictóricas de figuras relevantes como el boquense Benito Quinquela Martín o Raúl Soldi, entre otros dotados pinceles.
Su pasión por la fotografía de prensa lo lleva a su vez a colaborar con distintos medios porteños, como por ejemplo reportajes especiales para la revista mensual EL Expreso Imaginario (1976-1983) o notas en el diario La Razón. Ampliando su horizonte creativo incursionó en el difícil campo de la retratística, con especial énfasis en la conformación de una colección sobre escritores y poetas de gran prestigio nacional como lo fueron entre otros, José "Pepe" Bianco (1908 - Buenos Aires - 1986), Olga Orozco (1920 - 1999) y Adolfo Bioy Casares (1914 - 1999) protagonistas de obras de carácter que, en su momento, se presentaron con señalado éxito en el Centro Cultural Recoleta.
Como todo fotógrafo profesional, Fredy Heer ha transitado con solvencia por el amplio abanico de posibilidades que ofrece este especial arte, capturando en un instante decisivo la múltiple realidad que nos rodea. Como medio de vida, sus equipos estuvieron al servicio de encargos de trabajo como es común en este medio, pero, algo iba a cambiar significativamente en su trayectoria hacia fines de la década de 1990.
Experimentar y explorar
Dejemos que el propio autor nos introduzca en aquel cambio personal tan importante en su carrera: «En el ´97 compré una cámara Holga en Nueva York. Pensé que quedaría muy bien como decoración, pero una amiga me entusiasmó para que sacara fotos. La Holga es una cámara analógica caracterizada por su simpleza, que ofrece una amplia posibilidad de intervención por parte del fotógrafo y un gran margen para la contingencia y el juego. Fue entonces que comencé este proyecto con la intención de armar un archivo de fotógrafos registrados. Es el regalo que quiero hacerle a la fotografía argentina».
Debemos señalar que la propia casa de Fredy Heer ha sido desde siempre el cálido hogar de la fotografía argentina. Junto con su esposa e hijos como colaboradores permanentes, un desfile interminable de creativos fotógrafos sentó aquí sus reales convirtiéndole en un centro, un atelier "sui géneris" con sus improvisados telones, luces, decoraciones, instalaciones y hasta la exhibición de una colección de cámaras argentinas y extranjeras de todo tipo.
Si "fotografía" deriva de los vocablos griegos: "foto" (luz) y "grafía” (escribir), la nueva palabra -surgida a mediados del siglo XIX gracias a los inventos de Niépce, Daguerre y Talbot- indica que el acto de fotografiar es literalmente "escribir con la luz". En este punto podemos afirmar que utilizando las luces artificiales de su reducto hogareño o gracias a la luz "plein air" de la fascinante Buenos Aires y de buena parte del país, nuestro autor se lanzó a la aventura de su vida, a experimentar o, mejor dicho, a crear imágenes insospechadas con esa simple cámara Holga. ¡Había nacido en él una pasión, un camino creativo, que no lo abandonaría!
La cámara de plástico Holga es de formato medio y para película 120, posee un objetivo tipo menisco de 60 mm y velocidad 1/100 s. y B. Surgió hacia 1986 en Hong Kong destinada al enorme mercado chino necesitado de un equipo simple y económico. Sus notorias deficiencias técnicas, como fugas de luz, saturación desmesurada, instantáneas sobreexpuestas, aberración cromática, una lente "terrible" o la falta de precisión, capturaron la imaginación de un segmento de fotógrafos creativos en Occidente, quienes la adoptaron con entusiasmo precisamente por estas características que se contraponen notoriamente a los sofisticados equipos europeos y norteamericanos de 35 mm.
En la lejana Argentina Fredy fue uno de los pioneros en su uso y definitivamente el más entusiasta de ellos; durante la vigencia de la terrible epidemia de Covid 19 su práctica fue obviamente de acción casera y, luego del flagelo, la ciudad y sus barrios fueron escenario de capturas con tomas realmente interesantes sobre escenas urbanas que abarcan desde Palermo hasta la Villa 31, con reiterados registros sobre viejos automóviles, humildes trabajadores, deportes populares o pequeños comerciantes.
Su militancia lo impulsó a formar un activo grupo de "holgueros" entre los que se cuentan Ayelén Guarino y Alejandro Pagni, y por supuesto ha realizado diversas exposiciones públicas. También experimentó con las imágenes panorámicas y hasta registros estenopeicos. Sus negativos analógicos -con Kodak Portra 400- se vuelcan en copias preferentemente en blanco y negro, pero también utiliza el color.
Lamentablemente en el año 2022 le diagnosticaron ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) y, a pesar del terrible mal, ha redoblado sus proyectos.
Fue precisamente con estos rudimentarios equipos Holga que inició hace varios años una de sus iniciativas más trascendente, retratar a sus queridos colegas en el campo de la fotografía nacional. Es decir que se propuso crear y compilar una iconografía valiosísima, la cual no cuenta con antecedentes similares en nuestro medio.
En esa difícil disciplina artística como lo es el retrato posado de estudio con sus luces y sutiles sombras, el santafecino Fredy Heer continuaba sin saberlo la saga iniciada 181 años antes, cuando en la misma Buenos Aires el daguerrotipista norteamericano John Elliot plasmaba retratos de damas de amplios miriñaques y caballeros de sombreros de copa y bastón, a través de aquellas mágicas imágenes metálicas sobre plata espejada.
Fotógrafos contemporáneos. Una muestra imperdible
La culminación de tamaño esfuerzo tuvo su recompensa durante el anochecer del martes 6 de marzo, con la inauguración de la extraordinaria muestra "Fotógrafos Contemporáneos" en la renovada FotoGalería del Complejo Teatral de Buenos Aires y ahora bajo la inteligente dirección del reconocido fotógrafo Claudio Larrea y con la curaduría del veterano artista Andy Goldstein. En el centro del espacio y en una vitrina especial, se exponían los dos mundos fotográficos de Fredy Heer; su enorme colección de credenciales como reportero gráfico y varias de sus queridas y coloridas cámaras Holga.
Tuvimos la oportunidad de compartir copa en mano aquel multitudinario evento. La muestra reúne los retratos Holga sobre más de 60 figuras centrales de nuestra fotografía. En la amplia y luminosa galería -fundada hacia 1985 por Sara Facio y continuada por Juan Travnik- el alegre reencuentro de tantos y sus infinitas historias, convirtieron esa noche en una velada inolvidable. Axel Alexander ha logrado definir la cálida personalidad de Fredy: «Amigo de todos, generoso, solidario y definitivamente un gran tipo».
A dado comienzo la temporada 2024 en esta sala porteña, se inició con una muestra que consideramos imperdible. Su nuevo regisseur Claudio Larrea, supo escoger de Fredy Heer una monumental iconografía de sus pares, los contemporáneos, para formar una galería visual que merece volcarse en un futuro libro.
La exposición permanecerá abierta hasta el domingo 26 de mayo, de martes a domingo y de 14 a 20 horas en Av. Corrientes 1530, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
* Especial para Hilario. Artes Letras Oficios