Hermenegildo Sábat: Maestro del Retrato







Cristina Santa Cruz

 

Fundadora y directora de ZINK industrias creativas.

 

Integra la Comisión Directiva de la Asociación Civil Apoyo al Museo Nacional de Arte Decorativo. Posee estudios de grado y posgrado en Administración de Empresas, Historia del Arte, Hospitalidad y Conservación y Restauración de Obras de Arte.

 

Ha desarrollado su carrera profesional formándose en grandes compañías como Sotheby’s, Disney, Hilton Hotels, entre otros, y en reconocidas instituciones como Harvard, MoMA y CalArts, Università Bocconi (Milano, Italia), University of Helsinki (Finlandia), Vanderbilt University (Nashville, TN), University of Pennsylvania (Filadelfia, PA) y University of Sydney (Australia).

 

Desarrolla tareas de producción, educación y gestión cultural, gestión de colecciones y legados artísticos, entre otras tareas vinculadas al ámbito cultural. Colecciona libros, obra gráfica, epístolas y pintura; se reconoce ferviente recuperadora y conservadora patrimonial.


Inigualable. Multidisciplinario. Magistralmente único. El Museo Nacional de Arte Decorativo (Buenos Aires, Argentina) inauguró el 4 de abril la sorprendente exhibición dedicada al universo multifacético y expresivo de Hermenegildo Mariano "Menchi" Sábat Garibaldi (1933, Montevideo – 2018, Buenos Aires), un artista cuya genialidad trasciende las fronteras temporales y geográficas. Sábat, maestro de maestros, nos sorprende con su extensa galería de retratos célebres y esenciales, representando a artistas, pensadores, figuras cotidianas y personajes históricos, todos capturados con una carga inspiradora de infinito genio y humanidad que invita a aprender, inspirar y emocionar.

 

Hermenegildo Sábat: Maestro del Retrato, comisariada por Hugo Pontoriero y quien les escribe, presenta cerca de doscientas obras originales del género retrato, incluyendo algunas piezas inéditas, del mejor retratista de esta región americana y posiblemente del mundo (invito lúdicamente al lector a reflexionar y a realizar las necesarias comparaciones) del siglo XX. Con gran destreza técnica y dominio plástico, Sábat nos deleita con innumerables retratos extraordinarios, destacados por sus detalles fisonómicos y armoniosa sensibilidad, realizados en diversos materiales secos y húmedos sobre lienzo y papel. Esta exhibición es un merecido homenaje a un gigante del arte latinoamericano, al tiempo que revela aspectos inéditos de su vida y obra, mostrando por primera vez las múltiples habilidades artísticas que magistralmente supo dominar.

 

La génesis de este recupero comienza en 2020; de la mano del también artista e hijo del maestro, Alfredo Sábat, comenzamos a organizar y poner en valor el legado de su padre, herencia similar a la de varios de nuestros más excelsos exponentes de las artes, que navegan pendiendo entre la reconquista o el abismo del olvido, al carecer de una planificación previa del futuro de su obra, bien sea por la irremediable negación a lo inevitable o producto del natural caos creativo de los artistas, y también por la falta de interés, curiosidad y planeamiento por parte de entidades públicas y privadas de nuestro acervo patrimonial. ¡Cuán necesario es el rescate, conservación y difusión de los maestros de antaño y sus obras! Cuán cerca quedarán muchos de la marea de la amnesia y la ingratitud por culpa de quienes debiéramos honrar sus obras.

 

En este punto es esencial el trabajo de todos y cada uno de nosotros, impulsando el rescate de nuestros más grandes representantes, protegiéndolos, y dándolos a conocer hacia el mundo, con miras ciertas hacia el futuro. Por este motivo, y por nuestro literal “amor al arte”, siempre vigente concepto puro e indudablemente romántico que dejara plasmado en una carta Eugène Delacroix allá por 1829, y con el compromiso de compartir historias y pensamientos, transmitir emociones y preservar la cultura y el arte, es que nos embarcamos, desde el ámbito particular, desde lo íntimo de lo privado, en esta colosal aventura de cuatro años de intenso trabajo, emoción y dedicación.

 

En 2022, junto al también extraordinario artista Jorman Gutiérrez, “poeta pintor”, como lo bautizó su maestro y amigo Guillermo Roux, pusimos manos a la obra y realizamos una exhibición en ZINK Salon Privé, donde presentamos 65 obras de Sábat, prologadas por don Julio María Sanguinetti, dos veces presidente de Uruguay. En ese momento supimos que aún nos quedaban numerosas mareas por navegar y lagunas por recomponer —como su pasar por Estados Unidos como fotoperiodista en la década del ’50, codeándose con artistas como Gloria Vanderbilt y Al Hirschfeld, sobre el cual estamos trabajando sin pausa— y así fue como dirigimos nuestra travesía hacia el Museo Nacional de Arte Decorativo, el cual, de la mano de Hugo Pontoriero, generosamente nos abre sus puertas para presentar parte de su colección esencial al gran público por primera vez desde 1997, año de la última exhibición en un museo nacional (aquella vez en el de Bellas Artes de esta misma ciudad, selección que fue compartida posteriormente a Uruguay y Brasil), destacando la variada destreza artesanal del maestro del retrato, a través de la que se puede disfrutar la certeza de cada mancha intuitiva y firme trazo de tintas, gouaches, acuarelas, carbones, lápices, acrílicos, óleos y hasta materiales orgánicos puros como café, en un catálogo visual de técnicas diversas y variadas soluciones. La exhibición es un homenaje a los artistas en general, y en especial al inconfundible maestro, donde cada obra respira vida y humanidad. La disposición rítmica de las obras, junto con la atmósfera acústica única generada por la repetición y latir de sus irrepetibles e identificables trazos, ofrece al visitante una experiencia sorprendente y educativa, amplificando la resonancia emocional de la obra de Sábat.

 


Esta selección nos permite también conocer sus distintas expresiones plásticas, visuales y artísticas. Sábat, ser esencialmente libre, no se limita al arte del retrato, sino que también incursiona con maestría en la pintura, la ilustración, el periodismo gráfico, la edición, la fotografía, la música, la escultura e incluso la poesía. Su legado es inmenso y va más allá de lo artístico, abarcando lo histórico, lo social y especialmente lo cultural, llegando muchos a intentar replicar el estilo del genio, el cual Mario O’Donnell bautizó como sabatismo. Esta mímesis es más que una simple admiración por un artista talentoso: es el reconocimiento de su impacto perdurable en el arte y la cultura de la humanidad.

 

Sábat, curioso autodidacta, era un dedicadísimo estudiante de biografías, organizadas en interminables hileras de libros cuidadosamente catalogados, resultado visible en la captura del espíritu de sus personajes, reflejados en magistrales obras como la del pícaro y cómplice Gabriel García Márquez; en la versatilidad de técnicas y materiales estampados en la impronta del magistral Delacroix; en el azul sencillo del radiantemente amigable Louis Armstrong; en la genialidad de la síntesis de Martin Luther King y los grafismos con los cuales, con sólo algunas curvas, logra emocionarnos hasta las lágrimas al reconocerlos como aquellos abrazos que cambiaron el mundo; en Debussy y Dvorak, retratados en magníficas acuarelas donde el maestro deja plasmado su control de los elementos, en especial del agua y los pigmentos hechos materia y organizados rítmicamente casi por azar; en todas las obras de sus colecciones editadas en Jazz a la Carte y SCAT! (algunos de los casi treinta libros que el maestro supo organizar e ilustrar con un dominio absoluto del color, del trazo y de la mancha); en sus casi inéditas obras sobre tela como La Banda (1980) y El Día Que Nació Marta (1966), donde la retrata premonitoriamente extraordinaria surgiendo de la mente de Jorge Romero Brest; y en la inmaculada y etérea Marilyn Monroe, simplificada con unos poquísimos trazos, los cuales nos hacen dudar si fue real, o solo un sueño.

 

Hermenegildo Sábat, La Banda, óleo sobre tela. 1980.


Sábat fue un precursor al contar la Historia en tiempo real —tan en línea con la instantaneidad actual— no como una estampa del pasado, sino como un hilado poético que, rítmicamente y al son de la sociedad, simplemente sucede, así como fluye la atmósfera acústica de aquellos pentagramas que tan profundamente tocaban su espíritu. “En diez trazos, Menchi es capaz de dibujar el mundo”, escribía allá por 2017 Pablo Calvo, periodista, amigo y compañero de redacción.

 

Rememorando su vida, se destacan algunas citas más, muchas por personajes tan grandes como inolvidables, desde Fontanarrosa, Robert Cox y María Elena Walsh, como así también las de sus propias palabras, como cuando en 1996 respondía de manera tan acertada como intuitiva a una pregunta sobre la influencia de la tecnología en el arte: “Noto que hay máquinas que resuelven las cosas más rápido. Sí. Pero también veo que esto es como una calesita: siempre se pasa por el mismo lado.” Cuánta razón tenía, y cuán aplicable es también esta cita a la galería de aquellos retratados en su obra periodística, repetidos personajes protagonistas de los casi 50 años de historia Argentina ilustrada por su genio —y siempre sin palabras— en la redacción del Diario Clarín, hasta el último de sus días. Su agudo sentido de la observación se ve reflejado en ese papel prensa tan cotidiano como efímero, aclamadas por su humor inteligente y su crítica social. Así como los artistas de la ilustración francesa y británica de los siglos XVIII y XIX, inconfundibles como Tenniel y Daumier, Sábat supo expresar su visión del mundo a través de los más fugaces y acertados tonos de cada retratado, manteniendo siempre la maravillosa autenticidad de su estilo. Asimismo, Sábat continuó la saga de artistas ilustradores en Argentina de la generación anterior: Alejandro Sirio, Gregorio López Naguil, Jorge Larco y Juan Ballester Peña, entre otros. Según reseñó María Elena Walsh: "Sábat nos enseña a leer imágenes. La rutina no lo petrifica, la precariedad de la impresión lo estimula y entonces cambia de estilo, despista a sus imitadores y se torna más inconfundible".

 

Hermenegildo Sábat en su espacio de trabajo, la redacción del diario Clarín, de Buenos Aires.


Además de su destacada carrera en el periodismo y la ilustración, Sábat fue honrado con el título de Personalidad Emérita de la Cultura Argentina en 1996 y ocupó años después la presidencia de la Academia Nacional de Periodismo. Fue galardonado en New York con el María Moors Cabot Award (Periodismo, Columbia University, 1988) y el premio Nacional Pedro Figari de Pintura (Montevideo, 1997), entre otros. Por su conducta intachable frente al poder, en el año 2011 fue reconocido con el Premio HOMENAJE de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, de la mano de Gabriel García Márquez. En 2012 es parte de la Comisión Directiva Honoraria del Museo del Humor, acompañado por Quino, Manuel García Ferrer, Guillermo Mordillo y Carlos Garaycochea, a la cual se suman Carlos Nine y Fernando Sendra, y dirigido por Hugo Maradei. Y es en 2017 cuando recibe el galardón Konex de Brillante de Comunicación-Periodismo.

 

Su legado va más allá de sus habilidades artísticas; es un testimonio de su compromiso con la verdad y su capacidad para capturar la esencia de una época a través de su arte. Tal como Gardel a la música rioplatense y Borges a las letras universales, Sábat es el gran maestro del retrato americano.

 

Esta selección, además de revelar la destreza artística de Sábat, agrega un inmenso valor a nivel social y de la historia del arte, reflejando la diversidad de interpretaciones, contenido cultural e inspiración para el público. Hermenegildo Sábat: Maestro del Retrato es un merecido tributo a uno de los talentos más destacados de América Latina, cuya obra sigue inspirando a generaciones de artistas y espectadores, recordándonos la profundidad y la belleza del alma humana.

 

* Abril de 2024. Especial para Hilario. Artes Letras Oficios.

 


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