CON AIRES ACADÉMICOS

Poncho de Chuquisaca. Etnia Charcas. Sucre, Departamento de Chuquisaca. Bolivia. Primera mitad del siglo XX.

Delicada pieza tejida con técnica de faz de urdimbre de cuatro bordes, en telar oblicuo, en dos paños unidos posteriormente por costura central inaparente. Sus materiales: lana/fibra de alpaca negra y otras teñidas con palo rosa, con variación de los tonos según los sucesivos pasos de tinción. Las calles ornamentales de listas ocupan la mayor superficie del poncho, relativizando el color negro de la pampa (el campo), y la trama roja logra sobre las franjas laterales el efecto “pecho de paloma” (chime en quechua) merced a que la tejedora empleó  en esta zona la técnica de tejido balanceado,  que permite que el rojo de la trama y el negro de la urdimbre se unan visualmente en una tenue amalgama tornasolada.

Medidas. Largo: 172 cm. Ancho: 138 cm.

Este poncho es un fiel exponente de la mistura surgida de la unión de los rasgos culturales de los Charcas, primitivos habitantes de las tierras -llamadas de ese modo por los conquistadores españoles-, con la de los criollos que –desde 1624- poblaron las aulas de la  Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca. Solamente por nombrar algunos de sus alumnos ilustres, podemos afirmar que por los patios de ese edificio ubicado en pleno centro de Sucre, pasearon Juan José Castelli, Mariano Moreno y Bernardo de Monteagudo. Se dice que la impronta doctoral que se respiraba en la ciudad de los cuatro nombres [1] fue moderando la tradición textil en cuanto a los colores, para acercarse un tanto a la indumentaria de severo color negro de las togas universitarias.

Confluyen en esta pieza la gran calidad artesanal de la tejedora con la serena armonía de su gama cromática y su impecable estado de conservación.

Nota:

1.  Se la llamó Charcas desde 1538, La Plata desde 1540 a 1825, y Chuquisaca desde ese año hasta 1839 en que pasó a su nombre definitivo: Sucre.