Argentina a través de la sorprendente tercera dimensión

Acto cívico en la plaza Constitución de Montevideo, realizado el 8 de octubre de 1858. Daguerrotipo estereoscópico, obra del francés Napoleón Aubanel. Colección Cuarterolo.



Obra de José María de Iriondo, fotógrafo aficionado santafecino estrechamente vinculado a cinco gobernadores provinciales. En la subasta Experiencia Hilario III comercializamos 300 fotografías estereoscópicas en vidrios de 13 x 6 cm, preservadas en cajas parisinas de baquelita, junto con un Visor (ver imagen más adelante), marca Gaumont.



Fotografías estereoscópicas del primer viaje de graduación de la Fragata Sarmiento (1899-1900). Obra de los fotógrafos Pastor Valdéz y Pedro Sanquirico. Colección Abel Alexander.



Vista estereoscópica de Olta (Provincia de La Rioja, Argentina), de 4,4 x 10,5 cm. Forma parte de una colección de 76 fotografías. VER MAS



Grandes grúas eléctricas frente a barcos en docks, Buenos Aires, Argentina. Fotografía estereoscópica editada por la firma “Keystone View Company – Manufacturers – Publishers – Copyrighted Made in U.S.A. – Meadville, Pa., New York, N. Y., Chicago, Ill., London, England”. VER MAS



Distintos modelos de visores, ofrecidos hacia 1909 en el catálogo de la Casa Morchio, Vasalli y Cía, de la ciudad de Rosario. Biblioteca Miguel Ángel Cuarterolo, de Hilario. Artes Letras Oficios.



Abel Alexander


Historiador fotográfico argentino (n. 1943), investigador, restaurador, coleccionista y conservador de fondos fotográficos. Premio Gratia Artis (2021) otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes de Argentina.


Es coautor de numerosos libros, ensayos, catálogos y artículos sobre la fotografía histórica argentina. En 2021 presentó su primer título de autoría exclusiva: Estos papeles son más fuertes que los ladrillos (Editorial ArtexArte. Colección Pretéritos Imperfectos. Buenos Aires). Desde hace décadas se desempeña como periodista especializado en fotografía antigua del diario Clarín de Buenos Aires.


Descendiente en 5ª generación del daguerrotipista y fotógrafo alemán Adolfo Alexander (1822-1881).


Curador de numerosas exposiciones sobre daguerrotipos y de antiguas fotografías a nivel nacional. Ha dirigido diversos Museos Fotográficos y Fototecas Históricas. En el año 1985 fue miembro fundador del Centro de Investigaciones sobre Fotografía Antigua en la Argentina "Dr. Julio F. Riobó".


Hacia 1992 inició junto a Miguel Ángel Cuarterolo y Juan Gómez los reconocidos Congresos de Historia de la Fotografía de trascendencia nacional e internacional a través de 12 encuentros.


Actualmente preside la Sociedad Iberoamericana de Historia de la Fotografía (SIHF).


Durante 15 años organizó junto a Juan Travnik las exposiciones sobre fotografía histórica nacional en la FotoGalería del Teatro San Martín, de la Ciudad de Buenos Aires.


Desde el año 2006 y hasta 2018 se desempeñó como Asesor histórico-fotográfico de la Fototeca "Benito Panunzi" de la Biblioteca Nacional "Mariano Moreno", de Buenos Aires.


Ha editado diversas colecciones fotográficas como "La Fotografía en la Historia Argentina", "Escenas de la Vida Cotidiana”, "Un Siglo de Fotografía Argentina" y otros títulos sobre ésta temática histórica.


En septiembre de 2017 participó como co-autor y expositor invitado de la muestra "La Fotografía en Argentina (1850-2010). Continuidad y Contradicción" organizada por el J. Paul Getty Museum de Malibu, California.


En el año 2021 fue designado Académico Correspondiente en la Academia Nacional de la Historia de la República Argentina.


Por Abel Alexander *

Historia de la fotografía estereoscópica (1850-1950)


Prólogo

 

Eminentes sabios de todas las épocas estudiaron y se preocuparon por el complejo sistema de la visión humana, elaborando en su afán distintas teorías al respecto. Entre ellos destaca el astrónomo y físico musulmán Alhazen (965-1040), cuyos estudios fueron retomados en los siglos XVIII y XIX, tanto por el físico inglés Isaac Newton (1643-1727) como por el médico alemán Hermann von Helmholtz (1821-1894).

 

En esta línea el físico británico Sir Charles Wheatstone (1802-1875) publicó en 1838 un artículo fundacional, donde se ocupa de la visión estereoscópica, palabra derivada del prefijo griego "stereo" (sólido) y el sufijo "graphia" (describir). El mismo se basa en el fenómeno de la visión humana binocular, es decir, en la separación de aproximadamente 65 milímetros que existe entre nuestros ojos. Estos reciben cada uno una imagen ligeramente diferente, pero que el cerebro las une, creándose entonces el efecto de tridimensionalidad. 

 

Poco tiempo después, aquel descubrimiento sobre la tridimensión se incorporó a la naciente fotografía, obteniéndose de esta manera las primeras imágenes estereoscópicas por el precursor proceso técnico del daguerrotipo. Es de señalar que, en sus inicios, las cámaras daguerreanas utilizadas para este fin constaban de un solo objetivo, el cual y para obtener ese especial efecto, debía desplazarse de manera lateral sobre el frontis del equipo para realizar de inmediato una segunda toma casi idéntica a la primera. Esta dificultad fue rápidamente subsanada y la industria proporcionó equipos especiales provistos de lentes dobles, como por ejemplo las cámaras del ebanista y pionero francés Alphonse Giroux (1776-1848). 

 

Aquel invento prosperó a partir del visor perfeccionado hacia 1851 por el científico inglés Sir David Brewster (1781-1868). Es que para poder apreciar una imagen tridimensional ‑ en este caso fotográfica‑ es absolutamente necesario utilizar un visor estereoscópico; un aparato óptico donde las dos imágenes planas se funden en una sola creando la sensación de tridimensionalidad. Estos especiales aparatos fueron fabricados principalmente en ciertos países de Europa y en los Estados Unidos en sus tres modelos básicos o sea de mano, para mesa y de pie o salón.

 

Podemos afirmar que la estereografía fotográfica atravesó la historia de este nuevo arte desde la etapa del daguerrotipo hasta la actualidad; lo hizo a través de todos los procesos técnicos conocidos y se aplicó a los más variados campos del registro humano, aunque debemos mencionar que en una menor proporción a lo que podemos señalar como fotografía plana. Por su característica tan especial los registros estereoscópicos introdujeron el concepto de espectáculo en el invento de Niépce, Daguerre y Talbot.

 

Daguerrotipos y ambrotipos estereoscópicos en el país 

 

Si los daguerrotipos introducidos en nuestro medio a partir de 1843 ya eran muy costosos ‑el coleccionista y autor Dr. Julio Felipe Riobó menciona en su ensayo pionero que su precio ascendía a más de 100 patacones‑ las placas estereoscópicas lo eran mucho más caras; ello explica la extrema escasez de estas especiales obras. 

 

El historiador fotográfico Juan Gómez nos indica en su conocido libro que Juan L. Camaña (1795-1877), pintor y fotógrafo activo en Buenos Aires, anuncia en noviembre del año 1852 que está en condiciones de realizar daguerrotipos estereoscópicos;  aquella novedad técnica mereció una elogiosa nota del diario porteño El Pueblo informando a sus lectores: "... la perfección de los retratos llamados estereoscópicos que nos causó una agradable sorpresa ya que no es una superficie plana lo que se contempla, es la naturaleza con todos sus relieves con toda su admirable verdad...".

 

De nuestro conocimiento y hasta el presente trabajo, no habrían sobrevivido daguerrotipos estereoscópicos realizados en el país; solo se conserva un retrato de caballero no identificado en la importante colección del Museo Histórico Nacional -en la medida de 8,5 x 17 cm-, pero realizado por el daguerrotipista Warren Thompson en París (Rue de Choiseul, 22), circa 1853/55. Esta temprana obra se encuentra incluida en el libro Los Años del Daguerrotipo, con texto histórico de Miguel Ángel Cuarterolo, editado por la Fundación Antorchas (1995).

 

Federico Hormann. Desnudo femenino con visor estereoscópico. Fotografía estereoscópica. Circa 1905. Colección Abel Alexander.


Acudiendo a la misma técnica, otras imágenes más perturbadoras arribaron en secreto desde la Francia liberal a la conservadora Argentina, nos referimos a una serie de daguerrotipos estereoscópicos de desnudos femeninos, una verdadera especialidad de algunos profesionales de París, la temática erótica y aun pornográfica. Adquiridas seguramente por acaudalados caballeros de la época, dos de estas obras pertenecieron en su momento a la colección daguerreana del Dr. Julio F. Riobó, nuestro primer historiador fotográfico. Décadas después y hacia el año 1993 otras tres de estas especiales imágenes surgieron en el mercado nacional -San Telmo- y se incorporaron a dos reconocidas colecciones fotográficas de Buenos Aires.

 

Por su origen rioplatense, no podemos dejar de mencionar un especial daguerrotipo estereoscópico realizado el 8 de octubre de 1858 sobre un gran acto cívico en la Plaza Constitución de la ciudad de Montevideo. Obra "plein air" del francés Napoleón Aubanel se trata de una impactante imagen doble montada en un elaborado estuche-visor de la firma americana "Mascher's y dedicada al entonces presidente uruguayo, la cual se conserva en la Colección Cuarterolo. En este punto debemos destacar que Aubanel realizó el montaje de su obra doble en el Uruguay, pues entre sus insumos ya contaba con aquel especial estuche.

 

También y preservado en otro estuche-visor de la firma estadounidense "Mascher's Improved Stereoscope" de Filadelfia (patente: 8 de marzo de 1853), se conoce un interesante retrato de dos niñas realizado en estudio; se trata en este caso de un ambrotipo estereoscópico en la medida de un sexto de placa (8 x 7 cm) y la obra fue puesta a la venta en el año 2018 por la Librería Anticuaria "Hilario. Artes, Letras & Oficios" de Buenos Aires a través del Catálogo Fotográfico N° 6. No sabemos si el registro pertenece a la Argentina. 

 

En el tomo 2 de "La Fotografía en los Museos Nacionales - Guía para su Difusión y Acceso" editado por el Ministerio de Cultura en 2023, se reproduce en su página 191 una obra estereoscópica vintage perteneciente a la colección fotográfica del Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires. Se trata de un retrato copiado en papel albuminado y coloreado a mano -según indica el equipo de investigadores- donde una dama no identificada posa con su vestido blanco de verano. Debemos señalar que el visor patentado por John Frederick Mascher en Filadelfia (EEUU) hacia 1853 estaba normalmente construido en fina madera y forrado por cuero tafilete marrón; mientras que el estuche del ejemplar que nos ocupa -inventario MNAD2842B- está realizado en la novedad hacia la época del material termoplástico, gracias a un molde para su fabricación a escala industrial.

 

La tridimensión en la flamante fotografía  

 

En nuestro país y cronológicamente, la etapa de los daguerrotipos y ambrotipos ‑también conocidos como positivos únicos‑ abarcó el período comprendido entre el año 1843 hasta mediados de la década de 1860 y, finalmente, fueron reemplazados a partir de esta fecha por la nueva y más económica fotografía por el sistema negativo-positivo; primero a través de los negativos de vidrio emulsionados al colodión húmedo y copias positivas en papel a la albúmina y, más tarde, por las llamadas "placas secas" y positivos a la gelatina de plata, proceso este último que se extendió con algunas variantes hasta el desembarco masivo de las imágenes digitales.

 

El 20 de noviembre de 1864 el topógrafo y aficionado a la fotografía Jaime Arrufó (1830-1876) dictó una conferencia pública en la ciudad de Buenos Aires donde presentó un aparato, un "hermoso instrumento llamado Estereoscopo", señalando que fue inventado por Mr. Wheatstone. También explicó a su auditorio cómo se obtenían estas especiales imágenes dobles [1].

 

En realidad, son muy escasas las iniciativas estereoscópicas desarrolladas entre los fotógrafos profesionales durante este temprano período, motivo por el cual casi no se han encontrado obras vintage del período. Sólo se cuenta con algunas pocas evidencias documentales de sus trabajos sobre esta técnica

 

Ponemos como uno de estos ejemplos al fotógrafo italiano Césare Rocca, reconocido autor del famoso álbum sobre la Exposición Nacional de Córdoba de 1871. Pues bien, en una de estas imágenes a la albúmina tomada en los jardines exteriores del Gran Palacio, se aprecia a cierta distancia el carruaje abierto para el transporte de sus pesados equipos fotográficos; cuando observamos la imagen con una lupa, descubrimos que uno de ellos correspondía a una cámara de madera de tipo estereoscópica con sus dos lentes montados en bronce, aunque hasta el presente, no se conocen las imágenes dobles que habría realizado Rocca sobre el gran proyecto expositivo de Domingo F. Sarmiento.

 

Otro caso emblemático lo constituye el fotógrafo portugués Christiano Junior (1832-1902), donde observamos en sus dos conocidos álbumes fotográficos sobre Buenos Aires  ‑editados en los años 1876 y 1877 respectivamente‑,  y también en las imágenes de la gran gira que realizó por el interior del país a partir de 1880 que, en varias de esas vistas urbanas y aún rurales, ubica a las personas en diferentes planos con relación al punto de cámara, o sea, una típica estrategia para obtener los necesarios efectos de tridimensionalidad. Esta sospecha nuestra se ha visto confirmada por una publicidad del mismo C. Junior en el diario porteño La Prensa del 4 de febrero de 1875 donde promocionaba la venta de: "Vistas de Buenos Aires y sus contornos, para cuadros, álbumes y sus stereoscopos..." y, sabemos, además, que algunas de estas obras dobles merecieron premios en concursos nacionales.

 

El historiador Luis Priamo en su trabajo de investigación "Los primeros fotógrafos de Esperanza se calumnian", indica que el italiano Pedro Tappa (1840-1907) anunciaba el 20 de marzo de 1880 a través del periódico El Colono del Oeste de Esperanza, su arribo desde la ciudad de Santa Fe donde ofrecía: "(...) ha llegado a ésta con sus máquinas para sacar algunas vistas estereoscópicas (...)"

 

Roberto Ferrari investigó la serie de llamativos registros estereoscópicos realizados por la firma de Tey & Palá sobre la severa inundación que sufrió la ciudad de Córdoba el 15 de diciembre de 1890, cuando salió de madre el arroyo La Cañada ocasionando numerosas víctimas fatales. Este verdadero reportaje de tipo periodístico fue realizado pocos días después de la catástrofe y, al dorso de los cartones estéreos, se encuentran los epígrafes explicativos.

 

Una temprana iniciativa estereoscópica a nivel rioplatense fue realizada por la conocida firma fotográfica de los estadounidenses Chute & Brooks de Montevideo quienes, hacia fines de la década de 1860, efectuaron un relevamiento urbano sobre aquella capital oriental. Para tal fin utilizaron una cámara especial y, trasladándose en un carruaje laboratorio, documentaron la ciudad en copias dobles a la albúmina. En nuestra colección contamos con trece de estas vistas montevideanas, todas montadas sobre cartones color naranja y dorsos en tono lila, mientras la publicidad litográfica indica: "Chute & Brooks - Fotógrafos - Montevideo".  Estas imágenes muestran los principales edificios públicos, plazas, monumentos y hasta tranvías a caballo. Por su importancia pionera, esta colección sudamericana ha sido mencionada en el libro estadounidense The World of Stereographs del investigador Willliam C. Darrah (1977).

 

Irrupción de las empresas estereoscópicas extranjeras y argentinas 


La historiadora Andrea Cuarterolo nos señala en su libro De la Foto al Fotograma - Relaciones entre Cine y Fotografía en la Argentina (1840-1933) la importancia que cobraron hacia fines del siglo XIX y principios del XX las grandes compañías estereoscópicas internacionales, en especial las de Estados Unidos. 

 

Se ha dicho que la estereofotografía fue la televisión del siglo XIX, aseveración muy acertada si tenemos en cuenta que el mundo tal cual era, recién se estaba descubriendo gracias las precisas imágenes de la nueva fotografía y, en ese punto, su variante tridimensional a través de visores especiales era el mejor y más sorprendente viaje de conocimiento alrededor del planeta, y con la ventaja enorme que se podían realizar travesías increíbles por los cinco continentes, y sin moverse del comedor familiar.

 

De las principales compañías americanas que enviaron fotógrafos itinerantes a nuestro territorio para captar estas imágenes, las que eran divulgadas a nivel internacional, se pueden mencionar a las firmas "Underwood & Underwood", "Keystone View Company" o "H. C. White Co."  La mayoría de ellas son registros de la pujante ciudad de Buenos Aires y también sobre la provincia de Mendoza, seguramente por ser paso obligado para trabajar en la vecina República de Chile.

 

En nuestra colección contamos con ejemplares de "H. C. White Co." sobre la Avenida de Mayo (N° 18.906) y por supuesto con su título en seis idiomas, mientras que "Keystone View Company" nos muestra el trabajo de un peón fabricando ladrillos en la provincia de Mendoza (N° 21.819) y al dorso un extenso texto explicativo en inglés. En todos los casos los soporte secundarios de cartulina de estas obras americanas son curvos, una estrategia para acentuar la necesaria visión tridimensional.

 

También se conocen colaboraciones mixtas estadounidenses-argentinas, como por ejemplo la compañía de "Alfred S. Campbell Art Co." de Elizabeth. N.J (U.S.A.), quién editó vistas estereoscópicas de nuestro país, pero asociada a la firma "Soldati, Craveri, Tagliabue y Cía." de Buenos Aires, importante droguería y casa proveedora de insumos fotográficos con sedes en las calles Defensa 215 y Alsina 445. 

 

Una mención especial merece la iniciativa de los fotógrafos Pastor Valdéz y Pedro Sanquirico; el primero fue contratado como profesor de fotografía para los jóvenes guardiamarinas durante su primer viaje de graduación en la Fragata "Presidente Sarmiento" alrededor del mundo (1899-1900). La travesía fue prolijamente registrada en fotografías estereoscópicas. Al regreso, los socios editaron una ambiciosa colección bajo el título: «Viaje de circunnavegación de la "Fragata Sarmiento". Colección Valdéz & Sanquirico. Reproducción Prohibida. Propiedad Reservada». Seiscientas fotos dobles -de 8,5 x 17,5 cm- por cada colección, con sus epígrafes y números correlativos, fueron puestas de inmediato a la venta en el mercado nacional. Podemos afirmar que fue ésta la primera iniciativa comercial de registrar el mundo con cámaras argentinas y, de alguna manera, competir con las poderosas empresas internacionales de la época. Y cada obra estereoscópica contaba con dos fotos pegadas, un enorme esfuerzo de producción.

 

Pero el mayor editor y divulgador de fotografías estereoscópicas argentinas fue el alemán Eugenio Widmayer (Sttugart, 1864 - ¿? ), un exitoso comerciante con casa matriz en Leipzig quién, hacia el año 1888, abrió su primer local en calle Cuyo 872 (actual Sarmiento) de Buenos Aires; inaugurando ese mismo año una sucursal en San Martín 810 de la ciudad de Rosario (Santa Fe). Desde sus inicios la firma se dedicó exclusivamente a la provisión y envíos de insumos fotográficos para profesionales y aficionados, siempre de reconocidas marcas europeas y americanas. Años después y ya bajo la razón social de Widmayer y Cía. se mudó en Buenos Aires a Corrientes 727. En los sucesivos catálogos que enviaba gratis a sus clientes, promocionaba una extensa colección con más de 300 vistas urbanas y rurales sobre la República Argentina, todas impresas en Alemania en un delgado papel brillante a la gelatina de plata, numeradas, con sus epígrafes correspondientes y el formato de 9 x 18 cm. La firma Widmayer fue sucedida años después por su compatriota Guillermo Koellner, quien siguió comercializando los mismos estéreos, pero ahora bajo su propio nombre. Recientemente pudimos apreciar varias vistas estéreos de la firma Koellner en la importante colección de Willy Campion.

 

Una original serie de fotografías estereoscópicas surgió de la empresa tabacalera "Yolanda ", propiedad del empresario alemán Federico Hormann con administración en calle Cuyo (actual Sarmiento) N° 1346 de Buenos Aires, quien, en una audaz promoción de sus conocidos cigarrillos, incluía como premio en algunas marquillas, pequeñas imágenes estereoscópicas de carácter erótico. Se editaron series de 100 fotografías distintas e, inclusive para su correcta visualización, se ofrecían a la venta diminutos visores al precio de 0,50 centavos. Hormann, quien ingresó al país hacia 1896, publicaba al dorso de estas imágenes dobles un largo texto explicativo sobre las características de la visión estereoscópica. 

 

Queremos mencionar una tardía empresa dedicada a la fotografía estereoscópica profesional en Argentina, fue en este caso la "Tri-Dimensional Magiscop" quien operó hacia la década de 1950. Se conocen vistas de Mar del Plata y hasta de una serie dedicada a los deportes populares como fútbol, boxeo o automovilismo, con retratos del arquero de San Lorenzo Mierko Blazina, los boxeadores Pascual Pérez y Eduardo Lausse, y entre otras, del corredor de turismo carretera Oscar Gálvez. El logotipo de la firma "Magiscop" era un templo griego y se conocen registros que superan las 150 obras, algunas en la excelente colección fotográfica de Silvio Killian.

 

El gran investigador francés sobre la fotografía color Louis Ducos du Hauron (1837-1920) introdujo hacia 1891 los Anaglifos; novedosa técnica estereoscópica la cual, utilizando una impresión a dos colores ‑cian y rojo‑ y a través de sencillos anteojos en esos mismos tonos, permite obtener la necesaria visión tridimensional. En Argentina la empresa "Producción F.I.C". editó hacia la década de 1940 los álbumes fotográficos N° 1 y 2 en la medida de 13 x 14 cm con esta modalidad y titulados: "Paisajes Argentinos" y "Templos de Buenos Aires" ambos con 12 fotografías y textos en idiomas castellano, inglés, francés y alemán. Por entonces la tirada ascendía a más de dos mil ejemplares cada título. Un ejemplar y su visor duocolor se encuentra en nuestra colección.

 

Incluso se conocen especiales tarjetas postales de tipo estereoscópico; el investigador Héctor Pezzimenti nos ilustra sobre la edición que hacia 1912 publicó la Librería Rey dedicada íntegramente al popular balneario de Mar del Plata, la serie consta de 50 vistas turísticas en la medida de 8,5 x 13,5 cm en tono blanco y negro.

 

La venta de insumos estereoscópicos 

 

Desde sus inicios la principal plaza comercial de la fotografía argentina fue la ciudad de Buenos Aires y, obviamente, en ella se instalaron los primeros proveedores fotográficos. Durante la segunda mitad del siglo 19 fueron los mismos profesionales de la cámara los que abastecían a sus colegas, como por ejemplo el alemán Adolfo Alexander (1822-1881) o el francés Emil Mangel Du Mesnil. Otro temprano proveedor fue el mismo Samuel Boote (1844-1921) quien, a partir de enero de 1872, inauguró un local de insumos en la calle Piedad N° 86 (actual Bartolomé Mitre).

 

Pero ya hacia fines del siglo XIX se instalaron las primeras firmas dedicadas ahora exclusivamente a la provisión de insumos fotográficos; debemos indicar que el surgimiento de estos negocios estuvo directamente vinculado al fuerte crecimiento de la profesión fotográfica y también de los aficionados avanzados. Ante esa fuerte demanda abren sus puertas firmas como Oliva y Schnabl, Droguería "La Estrella", Lutz y Schultz, Enrique Lepage & Ca., Gregorio Ortuño y Cía., Lutz, Ferrando y Cía., Soldati, Craveri, Tagliabue y Cía., Eugenio Widmayer, Kodak Argentina, Grimaldi y Griensu, Rossi y Lavarello, Guillermo Koellner, etc. Estos exclusivos negocios de importación ofrecían el más completo surtido de cámaras, visores, placas y demás elementos útiles para ejercer la fotografía estereoscópica en los campos profesionales y amateur.

 

Visor de vistas estereoscópicas en vidrio con cremallera -marca Gaumont-, sobre un mueble estantería de madera, con cuatro ruedas, y su llave original para guardar en su interior, en compartimentos. El conjunto fue comercializado por la firma “Grimaldi - Griensu - Florida 118 - Bs. Aires”. Perteneció al fotógrafo aficionado José María de Iriondo.


Especializados en la óptica y la fotografía, editaban catálogos de venta muy completos remitidos por correo a sus clientes, algunos en forma gratuita. En nuestra biblioteca histórica contamos con una colección de estas obras comerciales; destacamos el tratado "La Fotografía Moderna" (1898) de Francisco Pociello, editado por la casa Enrique Lepage & Ca. publicación que dedica un capítulo completo a la "Fotografía Estereoscópica" incluyendo ilustraciones. A su vez el catálogo de Gregorio Ortuño y Cía. (1899-1900) señala en el capítulo correspondiente: "La Fotografía estereoscópica dejada en olvido durante algunos años, toma en estos momentos gran impulso" y ofrece en consecuencia las prestigiosas cámaras "Vérascope Richard" y "Bellieni" con objetivos "Goerz" y "Zeiss" y, ya en la nueva edición del año 1905, recomienda una amplia gama de visores especiales ‑o sea de mano, para mesa y aún los costosos aparatos de pie (salón)‑ incluido el combinado visor "Pantoscopo-Estereoscópico".

 

Debemos señalar que nuestro conocido Eugenio Widmayer ya en su edición comercial del año 1910, describe un total de 271 vistas argentinas a la venta, ofrece también registros sobre varios países de Europa, incluso lotes de tipo humorístico y hasta los picantes "Retratos de Modelos", un eufemismo para designar imágenes eróticas al gusto masculino. Mientras que en su Catálogo General N° 52 (circa 1913) aumenta el stock de las "Vistas Estereoscópicas de la República Argentina" a 310 imágenes en papel bromuro de plata brillante y en la medida de 8,5 x 17 cm, todas impresas en idioma castellano por la poderosa empresa alemana Neue Photographische Gesellschaft (NGP) de Berlín (1894-1948). Años después estas mismas ediciones continuaron bajo la sucesión del compatriota Guillermo Koellner. 

 

A su vez la empresa Lutz, Ferrando y Cía. ya instalada en su monumental edificio propio de calle Florida 240, promocionaba hacia 1920 una diversidad de vistas estéreos sobre cartón y positivos en vidrio, incluyendo las codiciadas "Academias". También en el Catálogo del año 1925, ofrece a sus clientes el afamado visor francés "Taxiphote" para registros de 4,5 x 10,7 cm.

 

El historiador de arte Vicente Gesualdo investigó durante años los curiosos "Salones Ópticos" del siglo XIX y sus diversos espectáculos visuales ‑antecedente histórico de las salas cinematográficas‑ instalados en Buenos Aires y en las principales capitales de provincia; en ellos el público curioso podía apreciar realidades geográficas lejanas, y sucesos políticos o militares, gracias a las novedosas fotografías estereoscópicas visualizadas en sus respectivos estereoscopios. El advenimiento de las salas cinematográficas -a partir de 1896- terminó con estos populares entretenimientos.

 

Aficionados avanzados en la fotografía estereoscópica 

 

El 29 de abril de 1889 se reúne en la casa del Dr. Francisco "Paco" Ayerza -calle de la Piedad 1266, de Buenos Aires‑ un grupo de entusiastas cultores del Arte de la Fotografía; todos animados por la idea de formar una entidad amateur sin precedentes en el país. Serán estas trece personas el núcleo fundacional de la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados. Ese mismo día se conforma la Comisión Provisoria y, en un posterior Estatuto, se indica bajo el artículo 3: "Su objeto es puramente artístico y científico. Favorecerá el desarrollo de los progresos fotográficos".

 

Al poco tiempo ya suman más de 100 socios e instalan su sede social en la elegante calle Florida N° 365, pequeño local que había pertenecido al fotógrafo italiano Juan Ferretto. Debemos puntualizar que la nueva e inédita agrupación fue el resultado directo de grandes cambios tecnológicos en el campo fotográfico mundial, gracias al avance de los prácticos negativos de vidrio a la gelatina de plata fabricados en forma industrial y, en especial, a una nueva generación de versátiles cámaras de mano.

 

En el año 1904 la revista Caras y Caretas publicaba el Concurso de esta entidad, señalando que dentro del Segundo Grupo se podían presentar exclusivamente "fototipos negativos obtenidos con aparatos estereoscópicos de cualquier tamaño". En esta ocasión la medalla de oro le fue otorgada al aficionado Gonzalo Menéndez Pallarés (bajo el seudónimo "Primavera").

 

A la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados se le debe el enorme mérito de haber documentado en imágenes y por vez primera lugares y regiones poco conocidos de nuestro país. La actividad es intensa y entusiasta, organizan concursos entre sus socios con premios, medallas y diplomas, editan sucesivos álbumes con vistas nacionales ‑ 48 de los cuales se conservan en el Archivo General de la Nación‑ colaboran con las autoridades nacionales proporcionando vistas y hasta participan con imágenes cordilleranas por el conflicto de límites con Chile.

 

Debido al incendio que en 1893 destruyó el local de calle Florida, sus directivos se mudan en 1896 a un espacio más amplio sobre la flamante Avenida de Mayo 833; en la nueva sede cuentan con una nutrida biblioteca fotográfica, sala de lectura, galería de pose, laboratorio a cargo del italiano Pedro Sanquirico y, al servicio de todos los socios, una serie de visores estereoscópicos de mesa y hasta uno de pie (salón) para visualizar las obras de sus miembros.

 

La S.F.A. de A. organizó hasta su disolución en 1928, numerosos concursos incluyendo la especialidad estereoscópica, otorgando a los ganadores medallas de oro, plata y bronce por sus mejores obras. Podemos mencionar al señor Emilio G. Fernández, quien obtuvo la presea de oro por un registro estereoscópico de 4,5 x 10,7 cm.

 

La entidad asociada a la firma "Soldati, Craveri, Tagliabue & Cía." organizó en diciembre de 1902 un gran concurso "Con el objeto de complacer a una institución fotográfica extranjera que nos ha solicitado una colección de Vistas Nacionales.” La Primera Categoría estaba destinada a las: "Vistas estereoscópicas de paisajes y costumbres del país" en las medidas de 8 x 16 cm, y de 9 x 18 cm, y ofrecía como primer premio "Un aparato Spido estereoscópico con objetivo Zeiss".

 

Caras y Caretas, del 5 de mayo de 1900 con el Concurso organizado por la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados. Imagen: Hemeroteca digital, Biblioteca Nacional de España.


El reconocido historiador Carlos Barrios Barón nos indica en su libro Pioneros del cine en la Argentina (1995) que Eugenio Cardini fue un miembro muy activo de aquella entidad amateur; el 5 de mayo de 1900 la revista Caras y Caretas publicaba su primer premio obtenido a través de un registro estéreo tomado en la galería de pose del inglés Alejandro Witcomb. En 1901 Cardini inició un largo viaje alrededor del mundo y, a su regreso, presentó una estupenda colección de vistas estereoscópicas, en especial del norte de Europa. 

 

La Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados llegó a contar con más de 500 socios que abonaban una cuota mensual. En su mayoría de buena posición económica, sus miembros abordaron la estereofotografía como una práctica artística, pero también como un mecanismo de documentación familiar y social, realizando fotografías de sus residencias, reuniones, paseos, viaje a las estancias y turismo nacional e internacional. Al regreso de esas "expediciones" era práctica común convocar a familiares y amigos en el amplio comedor del hogar para juntos disfrutar las mágicas imágenes del estereoscopio.

 

Hoy, numerosas familias descendientes de estos pioneros fotográficos conservan entre valiosos testimonios del pasado, las imágenes tridimensionales. ¡Un tesoro a preservar!

 

Nota:

1. Correa, Rubén, "Acerca de una antigua disertación sobre fotografía". Memoria del 1° Congreso de Historia de la Fotografía. Florida. Vicente López. (1992). 

 

*  Especial para Hilario. Artes Letras Oficios


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