Escena con músicos, o “Alegres compañías”. Escuela holandesa, siglos XVII o XVIII.

Óleo sobre tela. Medidas: 43,5 x 56 cm. Preservado en un voluminoso marco de 75 x 87 cm. 

Seis personas y un perro integran la escena. Ellos tocan distintos instrumentos, un cello el que está de pie, y dos oboes y un violín completan el cuarteto. Las jóvenes observan, indiscretas con el busto descubierto; el violinista abraza a una, excusado en que ella tiene su partitura en el regazo la sujeta entre el violín y la mano que sostiene el arco. Delante, un cesto contiene una botella y una damajuana con las bebidas propicias para este momento dedicado a los placeres. Los personajes y la composición se contorsionan barrocamente entre las posiciones y cruces de los cuerpos, y los diversos paños -manteles y telones- que complejizan aún más la escena. Al fondo, una puerta permanece abierta. 

A comienzos del siglo XVII nacieron y se popularizaron las llamadas “alegres compañías”, género pictórico dedicado al ocio y los entretenimientos, a los deleites y excesos. Representan a grupos de hombres y mujeres jóvenes, elegantemente vestidos, bebiendo y ejecutando algún instrumento musical. Estas escenas ilustran los excesos y como bien sabían los espectadores a quienes iban dirigidas, retoman el sentimiento de condena moral. A menudo la composición es deliberadamente poco realista. El espacio exiguo que ocupan los personajes, los ademanes exagerados, los trajes ostentosos subrayan el aspecto simbólico e incluso teatral de estas pinturas. La sociedad calvinista de la República Holandesa censuraba de forma severa las prendas de vestir demasiado llamativas, los excesos en el comer, y hasta la holgazanería.