Rebozo Maya de algodón y seda. San Antonio Palopó. Sololá. Etnia Kaqchikel.

Pieza elaborada a mediados del siglo XX, con la técnica de tejido balanceado, en telar horizontal de pedales. La urdimbre es de hilado de algodón teñido con carmín de cochinilla y tramas diversas entre las que podemos observar calles transversales de guardas obtenidas por ikat, es decir, por tejido amarrado antes de someterlo al baño tintóreo, y listas de tramas de seda de diferentes títulos (grosores).

Medidas. Largo: 204 cm. Flecos: 10 cm. Ancho: 88 cm.

Las tramas de las calles de guarda amarrada muestran la técnica tradicional de los tejidos mayas de esta especie: se tejen con un sobrante en cada extremo y una vez tejidas se retuercen esos hilos en un haz y se “guardan” en una sola calada del telar.

San Antonio Palopó es una de las once ciudades asentadas en las orillas del lago Atitlan, así denominada en honor de San Antonio de Padua. El término Palopó pertenece a la lengua kaqchikel y se refiere al árbol de amate. Es uno de los pocos centros de textilería que emplea los telares horizontales derivados de los traídos por los europeos, en este caso los frailes franciscanos, quienes ejercían la tutela de este pequeño pueblo por contarse antiguamente su territorio dentro de los límites del convento San Francisco Panajachel, cuando antiguamente toda la región formaba parte de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús. (1)

Dada la complejidad de la preparación de estos tejidos, es frecuente encontrar los domingos -en el atrio de la iglesia de Santo Tomás de Chichicastenango-  a los tejedores con sus rollos de hilado preparado, antes de iniciar el tejido, para que sean bendecidos y puedan confeccionar las bellas piezas que aseguran su sustento.

Nota:

1. Jesús García Añoveros. Actas del III Congreso internacional sobre los franciscanos en el nuevo mundo (siglo XVIII). Madrid, Ed. Universidad Internacional de Andalucía, 1989, p. 891.

S.O.H-XI-GEM