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FOTOGRAFÍA

OTROS HALLAZGOS FOTOGRÁFICOS

EN AMBAS ORILLAS DEL PLATA

Plaza y Avenida de Mayo. Buenos Aires. Circa 1895.


Fotografía vintage. Copia por contacto a la albúmina. Obra en tono sepia. Negativo de vidrio intervenido en su borde inferior con leyendas sobre el autor, la descripción del tema y el número de negativo. Papel simple peso. Medida: 17,7 x 22,1 cm.  Copia montada sobre cartulina blanca de época -medidas: 24 x 29,2 cm-, con la siguiente fotografía, de la plaza Independencia de Montevideo, pegada al dorso. Obra en buen estado. [1]


Estamos frente a una de las mejores vistas fotográficas sobre la histórica Plaza de Mayo ejecutadas hacia fines del siglo XIX y gracias a la destreza de la firma anglo-argentina de A. W. Boote y Cía., cuyo director fue Arturo Boote Wood (1861- 1936).


La toma fue realizada con todo acierto en horas del mediodía para aprovechar la luz cenital y evitar las sombras largas. El operador del equipo se ubicó en uno de los balcones de la Casa Rosada para obtener este panorama aéreo del corazón de la ciudad. Desde esa altura podemos apreciar las figuras de aquellos ajetreados transeúntes, incluyendo a las damas con sus largos vestidos. Algunos de ellos aparecen como sombras fantasmales por los largos tiempos de exposición frente a la cámara.


Sobre la calle Bolívar y frente a la amplia plaza, se aprecia la fila de coches de alquiler esperando pacientemente a sus pasajeros, mientras que en la flamante Avenida de Mayo circulan otros carruajes a caballo en una jornada de pleno verano.


Hacia la fecha la plaza presentaba su nuevo arbolado, con la iluminación eléctrica instalada en altas luminarias y haciendo juego con los hermosos diseños del ingeniero paisajista francés Jules Charles Thays (1849-1934). Por entonces el Cabildo había perdido su desproporcionada torre y tres de los arcos por la apertura de la avenida de Mayo inaugurada en 1894. Frente apreciamos el alto edificio de la Intendencia Municipal diseñada por el arquitecto Juan Antonio Buschiazzo e inaugurado en 1893. Hacia la derecha parte de la fachada de la Catedral Metropolitana.


Nota: 

1. La obra fue reproducida en el libro "La Argentina a fines del siglo XIX - Fotografías de Samuel y Arturo Boote. 1880-1900" (Página 37) de los autores Luis Priamo y Abel Alexander. Ediciones de la Antorcha. Buenos Aires. 2011.


Junto con:

Plaza Independencia. Montevideo. Circa 1889.


Fotografía vintage. Copia por contacto a la albúmina, en tono sepia. Negativo de vidrio intervenido en su borde inferior con leyendas sobre el autor, la descripción del tema y el número de negativo. Papel simple peso. Medida: 17,7 x 22,1 cm.  Copia montada sobre una cartulina blanca de época, en buen estado de conservación.


Estamos frente a una llamativa vista fotográfica de la ciudad de Montevideo, ejecutada hacia fines del siglo XIX  gracias a la destreza de la veterana firma anglo-argentina de A. W. Boote y Cía. En diálogo con la fotografía de Buenos Aires  montada sobre el mismo soporte de época, este registro nos muestra el centro cívico de la capital oriental. 


Para la toma, el fotógrafo seleccionó un edificio de cierta altura y vemos que con destreza ubica la alta columna de mármol como su motivo central y la resalta más aún sobre el fondo de un cielo plomizo. Es interesante destacar que los preparativos no pasaron desapercibidos para un grupo de curiosos "gurises", quienes posan esperanzados frente al objetivo. Debido a los largos tiempos de exposición, varios transeúntes en movimiento se transforman en borrosos fantasmas.


La historia de esta plaza y su posterior monumento es sumamente interesante. El espacio surge hacia 1829 debido la expansión de la "ciudad nueva" -o sea más allá de los muros coloniales- gracias a los planos del ingeniero José María Reyes; en el nuevo trazado emerge una plaza que, décadas después, se denominará Cagancha en recuerdo a un importante hecho de armas.


Hacia el año 1865 y para conmemorar la reconciliación nacional, se decidió levantar una columna de mármol de Carrara, sobre la cual se erige otra también de mármol blanco facetado y de 17 metros de altura para soportar el peso de nueve toneladas de bronce del monumento. El gobierno encargó al escultor italiano José Livi una figura femenina representando la Concordia y el artista utilizó -así lo indica la leyenda- como modelo exclusivo a su esposa Rosa Pittaluga, quien no permitió que otra mujer posara para su marido.


Construida con los mismos cañones de la guerra civil y gracias al aporte monetario de la población, la escultura fue fundida en los talleres de Ignacio Garragorri y el monumento se inauguró con  gran solemnidad un 20 de febrero de 1867. La figura envuelta en una túnica griega y coronada por un gorro frigio sostiene en su brazo extendido la bandera nacional a medio desplegar y en la otra mano empuña la corta espada romana conocida como gladio. Así sucedió hasta que, durante una fuerte tormenta, un rayo afectó el monumento y entre los años  de 1887 y 1889 fue desmontado y, a la figura femenina, se le cambió el gladio por el símbolo de una cadena rota, detalle que se aprecia claramente en el registro decimonónico del fotógrafo Arturo Boote.





S.O.XXIV - OOM
AUTOR/A BOOTE, A. W.

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