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LOS SUEÑOS DE LEONORA. ARTISTAS ARGENTINOS EN LA BIENAL DE VENECIA.

Obra de Gabriel Chaile. Patricia, 2017. Adobe, hierro, ladrillo, huevos. Medidas: 320 x 150 x 210 cm. Fotografía: Galería Barro. Buenos Aires / Nueva York.



Mónica Heller: De la conciencia satélite al saber satelital, 2019. Video Animación 3D monocanal. Vista de instalación, MUNTREF. Imagen: Piedras Galería. Buenos Aires.



Maravillosa Venecia. Fotografía: Roberto Vega.



ANABELLA LAURA MONTELEONE


Licenciada en Gestión e Historia de las Artes por la Universidad del Salvador. Complementa sus estudios con la Maestría en Crítica y Difusión de las Artes de la Universidad Nacional de las Artes.


Entre 2006 y 2009 se desempeñó como curadora de la colección estable del Museo de Arte Tigre y desarrolló el archivo general inicial de la institución realizando tareas de investigación complementarias.


En el año 2009 comenzó su actividad como docente universitaria. Es hasta la actualidad Profesora Adjunta a Cargo de las cátedras Estética Contemporánea y Teoría del Arte e Historiografía de la Licenciatura en Gestión e Historia de las Artes de la Universidad del Salvador.


En el año 2008 inició su vínculo profesional con CONSULTART|dgb sumándose como especialista en temas de arte contemporáneo. Actualmente integra la dirección de la firma y se desempeña como asesora en arte y mercado de coleccionistas e inversores.


Es también Investigadora del proyecto “Construcción social del valor del arte: la cuestión del dispositivo”, del área Mediatizaciones del Instituto de Investigación y Experimentación en Arte y Crítica de la Universidad Nacional de las Artes.


Desde 2018 imparte seminarios de crítica y filosofía del arte en el ámbito privado.


Por Anabella Laura Monteleone.

En su fantasía, Leonora Carrington imaginaba un universo en el que la maravilla no residía en la ficción de sus criaturas sino en la posibilidad de su coexistencia. La leche de los sueños es un manifiesto que se esconde tras historias infantiles para evocar la visión de un mundo listo para ser vivido desde una imaginación comprometida. La edición 2022 de la Bienal de Venecia, titulada igual que la ilusión de Carrington, recupera esa instancia fluyente entre la visión del artista y la actual sociedad para pensar en la fragilidad de lo estable y abrir los ojos a mundos cada vez menos extraños. Sin evocarla de manera directa, la pandemia levita sobre la línea argumental para desechar nociones apocalípticas o alusiones a lo “post”. No se trata de pensar en el fin de las eras o en los límites del tiempo sino en la elasticidad de sus bordes, en la necesidad del cambio y la transformación permanente. Mutatis Mutandis.


Así, articulada temáticamente según la representación de los cuerpos y su metamorfosis, la relación entre individuos y tecnologías, y los entrelazamientos entre los cuerpos y la Tierra, la muestra propone una aguda reflexión sobre la omnipresencia de lo híbrido en un presente que renuncia a la expulsión de lo distinto. Y el gesto se replica en un enfoque historiográfico en el que la cronología lineal es sustituida por una mirada transversal que activa relaciones y filiaciones desde saltos históricos que permiten nuevas lecturas, diferentes estratos en los sentidos tradicionalmente asignados: no habrá un guión secuencial sino “cápsulas del tiempo”, cinco exposiciones temáticas organizadas a partir de esa búsqueda de conectividad alternativa.


Esta 59 versión de la Bienal, que se inaugurará el 23 de abril y permanecerá abierta hasta el 27 de noviembre, cuenta con la curaduría de Cecilia Alemani para la exposición del Pabellón Central, los Giardini y el Arsenale. Argentina tendrá aquí una presencia significativa ya que Alemani, primera mujer italiana en asumir el rol, convocó a Gabriel Chaile para formar parte de la muestra principal. Artista tucumano, su trabajo permite la confluencia entre lo místico y lo mundano, lo sagrado y lo político desde una mirada que se nutre de una antropología particular no exenta de humor e ironía. Sus hornos de barro, funcionales pero difusos, apelan a la memoria como cadena de transmisión epocal desde un lugar activo que invita a participar de lo que allí se elabora sin que esa experiencia “relacional” anule su borde mágico: los hornos son también figuras, especies inclasificables que conectan con lo espiritual pero que se manifiestan en la materialidad elegida por el artista, artesanal y esmerada, que hace renacer la tierra de la que emerge y la resignifica.


Por otra parte, el pabellón argentino, uno de los ochenta pabellones nacionales que integran la exposición, contará con la obra de Mónica Heller y la curaduría de Alejo Ponce de León. El envío consiste en una video instalación multicanal de animación 3D en la que diferentes sonidos artificiales acompañan a personajes en permanente transformación en un clima fantástico. Con un fuerte uso del recurso metafórico que retoma la idea de metamorfosis, Heller recupera también esa dimensión en la que el cambio se hace necesario. Y en ese sentido enlaza con los discursos de la ciencia, los mitos, la religión y las artes, que han abordado desde siempre la cuestión de la amenaza hacia lo humano, su capacidad de adaptación y resiliencia, tematizaciones de gran vigencia en un momento histórico en el que está en juego la supervivencia.


Desde sus diferentes retóricas, Gabriel Chaile y Mónica Heller inauguran una dimensión simbólica que conecta sus propios imaginarios con lo real, no para describirlo sino para descubrirlo, analizarlo críticamente y vivirlo sensiblemente construyendo alternativas posibles que no se apoyan en certezas heredadas, sino en la cadencia firme del cambio infinito y la seriedad imaginativa del universo de lo incierto que guía con frecuencia las manos del artista y supo llenar de sueños el libro de Leonora.

Febrero de 2022.     


Gabriel Chaile (1985, Tucumán). Estudió Licenciatura en Artes Plásticas en la Universidad Nacional de esa provincia. En el año 2009 obtuvo la beca de la Fundación YPF que le permitió participar del primer programa de artistas de la Universidad Torcuato Di Tella. Ha realizado numerosas muestras colectivas e individuales, en su provincia, en Buenos Aires, La Rioja, Santa Fe y Alemania, entre los que destacan Esta canción ya tuvo aplausos (Chert Ludde, Berlín 2019), Genealogía de la forma con curaduría de Andrea Fernández (Barro, Buenos Aires, 2019), Diego, con curaduría de Cecilia Alemani (Art Basel Cities, Buenos Aires, 2018), Cosas que ojo no vio (Museo de Arte Contemporáneo de La Boca, Buenos Aires, 2018), Sonia (El ondulatorio, La Rioja, 2018), Proto, una película de Gabriel Chaile (Galería Ruby, Buenos Aires, 2017), Patricia, con curaduría de Laura Hackel (Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Buenos Aires, 2017), Mi nombre es legión porque somos muchos (Centro Cultural San Pablo T, Tucumán, 2016), No es culpa mía si viene del río (Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires, 2015), Salir del surco al labrar la tierra, delirios de grandeza II (Fondo Nacional de las Artes, Buenos Aires, 2014). Chaile ha participado en ferias de arte como Art Basel (Basilea),The Armory Show (Nueva York), arteBA (Buenos Aires), Art Basel Miami Beach (Miami). Ha realizado muestras colectivas en Tucumán, Lima, Montevideo, París, Cuenca y Buenos Aires y en el 2019 participó en la Bienal de Arte Joven (CCRecoleta, Buenos Aires, 2019), en BienalSur con curaduría de Leandro Martinez Depetris (EAC, Montevideo, 2019) y The last supper en el Faena Festival (Miami Beach). En su corta carrera recibió importantes distinciones, como la Beca de producción del Fondo Nacional de las Artes, 2014-2015; la Mención en el Premio Klemm y el Premio Braque Muntref, ambas del 2015; la Beca de viaje Oxenford, y el primer Premio Itaú Cultural en 2010. Vive y trabaja en Buenos Aires.


Mónica Heller (1975, Buenos Aires), al igual que Chaile, ha participado de la primera edición del Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella (2009), creado por Inés Katzenstein. Fue becada por la fundación MMSN para realizar una residencia en Hangar Centro de Creación Contemporánea, Barcelona (2010). Ha sido premiada por el Salón 50 años Fondo Nacional de las Artes 2009, Premio Itaú Cultural 2010, Salón MUNT de arte contemporáneo Tucumán 2017, Primer Premio Fundación Andreani 2017 y Premio Estímulo en el 72 Salón Nacional de Rosario entre otros. En 2019 presenta “De la conciencia satélite al saber satelital”. Un trabajo comisionado por el Premio Braque, “El Gato Sangrante y el Corazón Barbudo” en PIEDRAS galería y Fundación Proa (Buenos Aires, Argentina) y “OK.012/019” en LISTE – Art Fair Basel y art berlin. Sus obras fueron expuestas de manera individual y colectiva en Buenos Aires, Rosario, Salta, San Martín de los Andes, Tucumán, Barcelona, Santiago de Chile, Londres, Lyon, San Pablo y Berlín entre otras. Desde el 2012 realiza junto a Marcelo Galindo la serie de animación “Ciudad Elemental” gracias al apoyo de Plataforma Futuro, del Ministerio de Cultura de la Nación, que fue presentada en el auditorio del Malba en abril del 2018 y en Mundo Dios, Mar del Plata.



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